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Iluminación

Una correcta iluminación es imprescindible para conseguir un entorno accesible. Más allá de definir intensidades de luz (que ya vienen definidos en la normativa de obligado cumplimiento) hemos de tener especial cuidado con los reflejos y el deslumbramiento que provocan.

Reflejos y deslumbramiento

Estos reflejos pueden ser:

  • Directos: motivados por una fuente de luz que incide directamente en los ojos del usuario
  • Indirectos o reflejados: producidos por la reflexión de una fuente de luz sobre una superficie brillante o especular. Pueden ser producidos por acabados pulidos o brillantes de suelos y paredes.
  • Incapacitantes o velados: producidos por una luz dispersa que disminuye el contraste y dificulta la visión.

El efecto del deslumbramiento viene también condicionado por los siguientes factores:

  • Brillo de la fuente: a mayor brillo mayor deslumbramiento.
  • Tamaño de la fuente: una fuente grande con bajo brillo y una fuente pequeña con mucho brillo resultan ambas igual de molestas.
  • Ubicación de la fuente: hemos de conseguir que esté fuera del campo de visión.
  • Contraste de brillo: el contraste entre la fuente de luz y sus alrededores es proporcional al deslumbramiento que provoca.
  • Tiempo: a mayor tiempo de exposición mayor deslumbramiento.

Iluminación correcta

La iluminación ha de ser constante y uniforme; al pasar de una estancia a otra no debe haber una diferencia de luz excesiva.

Deben evitarse los cambios bruscos de iluminación al pasar de zonas de comunicación vertical (escaleras, vestíbulos de ascensores,…) al resto de zonas de la planta. Si es necesario se reforzará la iluminación de estas zonas para que el contraste no sea tan fuerte.

Hay que evitar disposiciones muy usuales pero que provocan deslumbramientos, como puede ser la colocación de ventanales en los extremos de los pasillos, o la utilización de lámparas que dejan visible la luminaria dentro del ángulo visual del usuario. Estas disposiciones pueden corregirse colocando elementos de filtrado en la ventana (estores, persianas,…) y pantallas en las luminarias.

Hay que tener especial cuidado con no iluminar excesivamente los accesos y las recepciones, sobre todo en aquellos eventos que transcurran durante la noche, ya que se producirá un gran contraste con la iluminación exterior.

La intensidad de la luz interior debe acomodarse a la exterior, utilizando una intensidad mayor durante el día y otra inferior durante la noche.

Los temporizadores que regulan la iluminación en determinadas estancias (aseos, pasillos, escaleras,..) deben estar regulados generosamente, para evitar que algún usuario pueda quedarse a oscuras en mitad del trayecto o sin haber concluido con su actividad.

En aquellos aseos con cabinas no deben usarse sistemas de iluminación temporizados que no puedan controlarse desde el interior de las cabinas.

 

Más contenidos:

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