El espacio urbano ha de adecuarse para poder satisfacer las necesidades y las expectativas de todos los ciudadanos sin ningún tipo de discriminación. Debe garantizarse tanto la movilidad y el disfrute de los equipamientos, como la comprensión de la información.
Existe otra razón por la que resulta fundamental un entorno urbano accesible: todos nuestros esfuerzos por conseguir que un edificio sea accesible pueden quedarse en nada si el entorno inmediato (la calle o plaza) no es igual de accesible. De la misma manera, si no existen medios de transporte público adaptados, o si los itinerarios desde las paradas hasta el local no son accesibles, habrá muchas personas que tendrán dificultades para poder llegar a ese edificio.
En el caso de la hostelería y de los establecimientos hoteleros es frecuente encontrarse con casos en los que si bien las instalaciones del hotel o restaurante son plenamente accesibles, la calle en la que se encuentran no lo es, o resulta imposible llegar a ellos usando un transporte público.
En el caso de las zonas comerciales urbanas con sus calles peatonales, la ausencia de barreras, la presencia de plazas de aparcamiento reservadas a discapacitados y el uso de mobiliario adaptado es imprescindible para permitir que cualquier persona (y potencial cliente) pueda recorrerla y disfrutarla.
A la hora de analizar nuestro proyecto para comprobar la ausencia de barreras, hemos de realizar las siguientes comprobaciones:
Tanto los distintos principios que definen el Diseño Universal, como los requisitos DALCO nos sirven como criterios para medir la accesibilidad de nuestros trabajos.
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