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Trastornos visuales: ceguera al color, daltonismo y otros trastornos
La ceguera al color, el daltonismo y otros trastornos similares, hacen que la persona no perciba ni distinga los colores de la misma manera que la mayor parte de la población.
En algunos casos el usuario no puede distinguir cierto grupo de colores, o no es capaz de distinguir los matices y las sombras dentro de un color. En casos más extremos la visión es totalmente monocromática, en blanco y negro.
Este trastorno tiene diferentes grados y variantes, y en la mayor parte de los casos no constituye un factor discapacitante, incluso la propia persona no es consciente de este trastorno hasta que por algún motivo realiza un test para su detección.
Lo que queremos intentar transmitir en este anexo es la manera en la que estos usuarios ven los colores, y la importancia que tiene el uso del color, sobre todo en elementos de aviso o de señalética.
No debemos olvidar que se trata de una afección muy frecuente (un 8% en los varones y un 1% en las mujeres) y no es tratable. La solución es muy sencilla y pasa por escoger adecuadamente los colores para proveer el suficiente contraste a todos los usuarios, o mejor aun, no utilizar el color para codificar elementos importantes.
Visión del color
En el ojo de una persona que no padece estos trastornos, la percepción del color la realizan unas células situadas en la retina llamadas conos. Existen tres tipos de conos, cada uno especializado en la detección de uno de los tres colores primarios de la luz: el rojo, el verde y el azul (explicado de una manera sencilla, aunque estrictamente no es así).
Por trastornos genéticos (fundamentalmente) pero también por algún accidente o por el uso de determinados medicamentos, puede ocurrir que uno o varios de estos grupos de conos falte o no funcione adecuadamente, por lo que la percepción de una o varias de estas componentes primarias se ve afectada.
A continuación presentamos una muestra de cómo es el universo de color de las personas con estas afecciones:
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Los colores del arco iris vistos por una persona sin problemas de percepción del color.
Los colores del arco iris vistos por una persona con pronatopía, que no es capaz de percibir la componente roja de la luz. Los únicos tonos que se distinguen son el azulado para todas las radiaciones por debajo de 495 nm. y el amarillento para las radiaciones superiores. Sólo afecta a los varones.
Los colores del arco iris vistos por una persona con deuteranopía, en la que los conos que perciben la componente verde no funcionan. Las longitudes de onda largas (verde, amarillo, naranja, rojo) las ve amarillas y las cortas (azul y violeta) las ve azules.
Los colores del arco iris vistos por una persona con trinatopía, en la que se confunden el amarillo y el azul. El tritanope sólo ve dos colores, rojo en el lado de las grandes longitudes de onda y verdes o azul verdoso.
Ejemplo de una de las imágenes de Ishihara, usadas como test para detectar estas afecciones. Una persona con visión normal podrá distinguir el número 74. Personas con ceguera al color o daltonismo verán un 21 o no verán nada.
Implicaciones en el diseño
Para el diseñador, estas enfermedades han de ser tenidas en cuenta a la hora de diseñar elementos de aviso (bandas señalizadoras en el suelo, pavimentos de color diferenciado,…) y en el diseño de carteles, señales o paneles informativos.
En otros campos, como en diseño gráfico y diseño de páginas web, estos temas están bastante estudiados, existiendo numerosa documentación y herramientas para comprobar si una página resulta accesible a personas con ceguera al color o no.
Muchas de estas herramientas pueden ser utilizadas para analizar combinaciones de colores que vayan a ser usadas en carteles o señalética, como el ACC (analizador de contraste de colores) que permite comprobar si el color de fondo y el color de primer plano tienen suficiente contraste en cuanto a color y a brillo, mostrando si es accesible a usuarios con distintas afecciones.
La principal recomendación es no utilizar el color como único medio para destacar algo, sino recurrir al uso de formas, texto en negrita, pictogramas,…
En el caso de usar colores, evitar emplear aquellas combinaciones que sean más susceptibles de crear confusión, como el rojo y el verde, o el azul y el amarillo.
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