La elección de un mobiliario adecuado, si bien no siempre es labor del arquitecto, resulta fundamental para conseguir un entorno accesible, agradable y estimulante para la persona anciana. A fin de cuentas son los elementos que van a utilizar más directamente durante todo el tiempo y en todas sus actividades: sillones, bancos, camas,…
Es importante reservar una partida suficiente del presupuesto para este concepto, y buscar ayuda profesional que asesore en la elección del mobiliario más adecuado. Siempre ha de tratarse de elementos adaptados a las necesidades de las personas ancianas.
En cuanto al diseño sería idóneo elegir mobiliario con una estética “doméstica” y no de hospital.
La persona anciana pasa la mayor parte de su tiempo sentada, por lo que las características del asiento deben ser las de un sillón de descanso.
Mantener esta postura durante mucho tiempo en un asiento inadecuado provoca compresiones y llagas en las nalgas y los muslos, así como adormecimiento de las piernas. Un dimensionado adecuado del sillón resulta fundamental, no debiendo utilizarse mobiliario que no sea específicamente diseñado para usuarios de edad avanzada ni de “diseño”. El material del asiento tiene que dispersar convenientemente la presión del peso del usuario, para evitar que ésta se concentre en algún punto y provoque una llaga.
Otro factor a tener muy en cuenta es el hecho de sentarse e incorporarse del asiento, maniobras complicadas para la persona anciana, quienes deben usar primordialmente la fuerza de sus brazos para poder levantarse. Los asientos bajos o con el asiento excesivamente inclinado hacia dentro dificultan estas maniobras. Un asiento excesivamente alto provoca el aplastamiento de los muslos y con ello problemas de circulación.
La silla debe ser estable y el respaldo ha de ser resistente, ya que será usado como apoyo. A la vez ha de ofrecer protección lateral, ya que puede ser usado por la persona anciana para dormir y podría producirse una caída lateral. Para comprobar la estabilidad se deben realizar los siguientes ensayos:
Todas las partes del asiento que puedan entrar en contacto con el usuario deben tenerlas aristas redondeadas, y carecer de salientes, tornillos o remaches que puedan provocar heridas.
Siempre deberán llevar brazos, y estos han de poder pasar por debajo del sobre de la mesa, para permitir que el usuario pueda acercarse al borde de la mesa todo lo que necesite.
El revestimiento ha de ser ignífugo, así como el material de relleno. Ha de resistir la caída de líquidos y las pérdidas de orina.
Las mesas serán resistentes y estables, ya que los usuarios se apoyarán en ella al incorporarse y al sentarse. Su altura permitirá que los usuarios de silla de ruedas puedan aproximarse a la mesa y que libren los brazos de las sillas. Si es posible, se escogerán mesas regulables en altura, sobre todo en aquellas zonas en las que haya distintos tipos de sillas o se desarrollen distintos tipos de actividades.
Los cantos estarán redondeados o postformados, evitándose las aristas. El material del sobre de la mesa no será pulido ni brillante, para evitar reflexiones y deslumbramientos. Se desaconseja el color blanco, ya que no permite ver bien el papel y otros objetos.
Las camas han de servir para un amplio rango de usuarios, independientes y asistidos, y con distintos grados de movilidad. Deben por tanto admitir diferentes configuraciones y tener varias regulaciones. Ha de ser un modelo modular que permita ir colocando accesorios a medida que se necesiten: barandillas, ruedas, estribos para incorporación,…
Podemos distinguir tres tipos de cama usuales:
Camas fijas, sin articulaciones ni elevación. Adecuada sólo para usuarios con suficiente movilidad e independencia.
Camas con somier articulado, válida para usuarios con una relativa movilidad. Ofrece una mayor comodidad. La regulación puede ser manual o eléctrica.
Camas con somier articulado y regulación de altura. Apropiadas para usuarios que necesiten asistencia constante, y que deben ser atendidos y aseados en la cama.
La cama ha de cumplir los siguientes requisitos:
La mesilla de noche es imprescindible en el dormitorio, sobre todo teniendo en cuenta el uso intensivo que la persona anciana va a hacer de ella.
Debe ser estable, capaz de resistir el peso de una persona que se apoye sobre uno de sus extremos (norma UNE 11011). Esta estabilidad ha de mantenerse incluso cuando la persona se apoye sobre un cajón, una puerta o sobre la bandeja del mueble.
Las normas que fijan los ensayos de resistencia, durabilidad y acabados son las normas UNE 11022, UNE 56868, UNE 11019 y BS 2483.
Ha de ser fácil de limpiar y resistente al deterioro. Ha de poderse acceder a todos los rincones para garantizar la limpieza, y tener el menor número posible de recovecos.
Todos las partes de la mesilla que puedan entrar en contacto con el usuario han de tener los bordes redondeados, evitando salientes y aristas cortantes.
Las zonas accesibles no deben presentar riesgos de atrapamiento.
Si la mesilla dispone de ruedas (lo cual no es necesario, prima la seguridad sobre la facilidad de transporte) ha de incorporar un sistema de frenado eficaz y fácil de usar, que garantice que no vaya a moverse cuando la persona anciana se apoye en ella.
La altura de la mesilla permitirá que desde la cama pueda verse los objetos situados sobre ella y el contenido del cajón.
Los tiradores deben ser ergonómicos y con un acabado antideslizante.
Aquellas mesillas que incorporan bandeja normalmente llevan ruedas, para poder acercarla a la cama. La bandeja ha de poder instalarse a ambos lados de la mesilla, y ha de poder regularse en altura. La superficie de la bandeja ha de ser generosa, y sus cantos han de estar redondeados.
• Volver al Inicio de la Web
• Volver al principio de la página
• Tema anterior: Diseño de las habitaciones
• Siguiente tema: Alzheimer y demencia
• Para enviarnos tus comentarios, dudas y enlaces de interés,
utiliza el siguiente Formulario.