En la mayor parte de los casos, las habitaciones de los geriátricos siguen el mismo esquema que el de las habitaciones de un hotel o de un hospital. Se debe intentar buscar esquemas más “domésticos”, manteniendo la privacidad, evitando que se vea la cama o el baño desde la entrada, con una pequeña zona de estar,…
El ideal sería que el estar fuese independiente del dormitorio, pero es un esquema antieconómico. Podríamos optar por una solución intermedia, mediante el uso de biombos que oculten la zona de dormitorio.
Como ya comentamos antes, sería bueno poder disponer de espacio para que el usuario pudiese “personalizar” en parte su habitación, sobre todo la zona de estar, colocando algún elemento de mobiliario suyo, o dejando espacio para sus recuerdos y objetos personales. Para ello podemos dejar alguna pared larga o esquinas libres para poder adosar el mobiliario sin que interrumpan las circulaciones.
La cama ha de tener los dos laterales libres (mínimo 90cm), para hacer más fáciles tareas como preparar las camas o atender y lavar a aquellos usuarios que han de permanecer en cama. Estos espacios también sirven para que puedan circular los usuarios de silla de ruedas.
Desde la cama y desde los sillones de la zona de estar ha de ser posible la visión a través de la ventana, factor que tendremos en cuenta al dimensionar su altura.
Como todo recinto accesible, los pasos serán de 90cm como mínimo, con zonas libres de obstáculos de 150cm de diámetro para permitir el giro de los usuarios de sillas de ruedas y otras ayudas técnicas.
Todos los criterios vistos en capítulos anteriores sobre diseño de aseos y vestuarios siguen siendo válidos aquí.
Siempre que sea posible cada habitación tendrá su propio baño completo, con excepción de los dormitorios de la enfermería, que podrán tener un baño común. El baño ha de ser accesible, permitiendo el movimiento de los usuarios de sillas de ruedas.
El inodoro estará separado a ambos lados de las paredes y de otros muebles, con una barra de apoyo a cada lado, ya que no sabemos desde que lado se realizará la transferencia (en el caso de usuarios de silla de ruedas) o en que lado del cuerpo tiene más fuerza la persona anciana (por ejemplo en aquellos casos de parálisis lateral, o traumatismos temporales que incapaciten una de las extremidades).
La ducha siempre es preferible a la bañera, y estará dotada de un asiento fijo, abatible o móvil, para que la persona anciana pueda sentarse mientras se asea. Se colocarán dos barras de apoyo: una horizontal, que es la que se utiliza para incorporarse desde la posición sentada, y otra vertical que sirve de apoyo al entrar o salir en la ducha.
Se desaconseja el uso de bañeras, por la dificultad para acceder a ellas. Si se instalan será necesario colocar asientos de transferencia o grúas. El fondo de la bañera será antideslizante, y estará a la misma cota que el suelo del baño para evitar caídas al salir de ella.
Cualquier otro mueble o elemento susceptible de ser usado como apoyo por el usuario (el lavabo, un toallero,..) deberá ser resistente y estable, y estar bien anclado a la pared. Si no es así, procuraremos mediante el diseño (por su posición o por su tamaño) intentar disuadir a la persona anciana de utilizarlo como apoyo.
Un ejemplo son los armarios o botiquines suspendidos en la pared, ya que es probable que en algún momento el usuario intente apoyarse en ellos. En el caso en el que resulte difícil asegurar su anclaje a la pared, podemos optar por empotrarlo en la misma, o por cambiarlo por un mueble más bajo que apoye directamente en el suelo.
Siempre que sea económicamente viable, las habitaciones contarán con una zona de estar. En algunos diseños de geriátricos estas zonas se abren hacia una galería común en la fachada o hacia un corredor, creando espacios de gran interacción social.
Esta zona debería estar separada de la zona de dormitorio, aunque sólo sea mediante unos biombos, para favorecer la privacidad.
Esta parte de la habitación ha de tener posibilidades de personalización: espacio en las paredes o en las esquinas para algún mueble, una planta o un estante en el que colocar fotos o recuerdos.
Las ventanas estarán a una altura que permita la vista del exterior desde la cama y desde los sillones, por ello habrá que ver la disposición del mobiliario para poder determinar su altura. Una ventana demasiado baja o hasta el suelo puede provocar sensación de inseguridad o vértigo, por lo que debemos instalar una barandilla cuyo diseño no interrumpa la visión.
Las ventanas estarán dotadas de cortinas o estores que tamicen la luz, sobre todo si están orientadas hacia el sur. Son preferibles los elementos que no eliminen del todo la visión, y sobre todo que sean de fácil manejo: algunas venecianas tienen varillas demasiado delgadas para las manos de las personas ancianas, y algunos estores son difíciles de controlar; una cortina que pueda moverse tirando con la mano es tal vez la solución más sencilla.
A la hora de decidir su ubicación, intentaremos evitar que produzca reflexiones sobre la zona en la que se colocará la televisión. También debemos evitar que estén directamente enfrentadas a la puerta, ya que al entrar en la habitación se produce un deslumbramiento por la diferencia de intensidad entre el pasillo y la luz que entra del exterior.
Los herrajes de las ventanas y las puertas han de ser de fácil manejo, y no han de requerir demasiada fuerza para accionarlos. Deberán contrastar mediante el color del fondo del marco o de la hoja de la puerta para facilitar su localización.
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